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Tercer secreto

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Antes de comenzar con esta parte de mi confesión, quiero advertirte, si eres mi hijo, que lo que voy a contar aquí quizás te incomode un poco. Y también, como voy a hacer referencia al nacimiento de Matías (mi hijo menor) espero no perturbarlo con esta faceta mía, y que pueda perdonarme, ya que también a él le he estado ocultando muchas cosas acerca de mi pasado y de su identidad. Bien, ¿Dónde me había quedado? Ya sé, en el momento en que nació mi primer hijo, Fernando. Cuando lo tuvimos, lo llenamos de mimos. Ese bebé se convirtió en la alegría de mi madre y le regaló más años de vida con sus risas y llantos. Siempre tratamos de darle todo lo mejor; la mejor comida, la mejor educación, los mejores juguetes, en fin, lo mejor. Al principio no era tan complicado porque era nuestro único hijo y no teníamos muchos gastos, así que no lo dudábamos. Pero, cuando Fer fue creciendo, la enfermedad de mi madre empezó a empeorar, y tuvimos que dejar de darle ciertas cosas a él para poder cuidar lo...

Segundo secreto.

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-          El segundo secreto está muy relacionado con el primero. En realidad, todos lo están. Si nunca hubiera aceptado aquel trato macabro con Fernando, quizá nada de esto hubiera pasado. Recuerdo la horrible sensación que cada noche atravesaba me mente al recordar el daño que este secreto podría causarle a Miguel. Mi intención no es justificar mis actos, de hecho, a la única persona a la que le debo explicaciones ya no está aquí conmigo como para hacerlo. Mi única intención es sacar de mi cabeza cada uno de los pensamientos que me vienen atormentando cada noche desde que quedé embarazada de Fer. Es por esto que voy a tratar de mostrar mi pasado en una carta y de la forma más objetiva posible (misión totalmente absurda), sin intentar dejar una imagen de completa inocencia, pero tampoco permitiendo que me recuerden como un monstruo, porque no lo soy. Creo que todas las personas tienen sus defectos, al igual que sus virtudes, y no es justo que ...

Primer secreto.

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Bueno, creo que ya es hora de que empiece a soltarlo todo. Y, para eso, como no puedo dejar de ser organizada y amante del orden hasta que muera, he ideado una lista con los mas grandes secretos que encierra mi corazón: -          ---  Como es obvio, voy a empezar por el principio, el momento donde todo comenzó. Yo tenia 17 años cuando empecé a acompañar a mi papá a su trabajo (él era el director de un antiguo manicomio de la ciudad, que hasta el día de hoy sigue funcionando). En uno de esos días que yo iba con él, conocí a un joven de mi edad, su nombre era Miguel. Él estaba ahí porque sus padres pensaban que tenía alguna clase de trastorno de bipolaridad. Pero, lo único que mis ojos veían era su hermosa sonrisa. Seguí yendo por mucho tiempo, hasta que mi padre me advirtió de su inestabilidad mental, a lo que yo respondí que debía estar equivocado, pues el chico al que yo veía era tan normal como yo. Él me preguntó a cuál de los dos gemelos me refería, y...

Todo Cambió.

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Me moría de curiosidad por leer esa carta, pero antes tenía que preparar todo para el velorio y el entierro de mi mamá. La mayor parte de las cosas ya habían sido preparadas por la casa de sepelios que tenía contratada mi familia. Lo único que quedaba por hacer era decirle a la familia el horario y la dirección a donde la iban a velar. Nada fuera de lo normal pasó en ese velorio, nada que no sea de esperarse en situaciones como esta. Gente llorando, discusiones por personas que no se presentaron, un conjunto de mujeres rezando por la recién fallecida, y cosas por el estilo. Por eso es que decidí omitir esta escena y el difícil momento de mirar a mi hermanito a la cara e intentar explicarle entre lagrimas lo que había pasado. Mejor los voy a llevar directo a lo grueso del asunto: la carta de mi mamá. Cuando el velorio y el entierro acabaron, volvimos a nuestra casa con Mati. Con mi padre y mi madre muertos, había quedado yo como su tutor legal. Yo, el que no soportaba estar un minut...

Algo pasó.

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El teléfono sonó alrededor de las doce del mediodía, despertándome así del mejor sueño que tuve en años. De repente, todo lo que veía había recobrado su color, el aire a mi alrededor permanecía recordándome el aroma de Carolina, mi hermano durmiendo me transmitía una sensación de paz y tranquilidad extraordinaria. Todo era maravilloso, hasta que, al llegar a la cocina, atiendo al teléfono y recibo la noticia menos esperada: me habían llamado de la cárcel en donde estaba mi madre para avisarme que había muerto… Fui corriendo hasta la casa de Doña Rosita para ver a Carolina y pedirle por favor que cuide a Matías un par de horas hasta que yo volviera. Me preguntó si todo estaba bien, no le dije nada. Se dio cuenta de que me pasaba algo y me abrazó ben fuerte, sin importarle el distanciamiento social. Le di las llaves de casa y mi numero para que me llame si sucedía algo, y me fui. Como no había colectivos, ni conocía a nadie con auto que me pueda llevar, no me quedó otra opción que ...

Libre, por fin.

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Después de unos cuantos minutos, Jere volvió a donde yo estaba con un montón de papeles para que yo firme y me pueda dejar libre, por fin. Me demoré alrededor de media hora en completar todos los espacios en blanco y firmar en cada sitio donde Jere me había dejado una cruz para que lo hiciera. Eran un total de 16 hojas. Luego de completar y firmar las 16 hojas, se las di a Jere y nos despedimos. Me dijo que si alguna vez quiero hablar con él ya sabia dónde encontrarlo y que no dude en hacerlo. Esas palabras, sumadas al abrazos que me dio, fueron lo mas reconfortante y consolador que podía recibir en ese momento. En el momento en que me despido de Jere y salgo de su oficina, algo muy extraño sucedió. Vi a mi hermano al final del pasillo llorando. Me acerqué a él para preguntarle qué pasaba que no dejaba de llorar. Me abrazó fuerte y, entre llantos, me dijo que a mamá se la estaban llevando unos policías y no lo dejaron saludarla. Le dije que quizá no lo dejaron acercarse porque toda...

Domingo, otra vez.

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- Que si cómo lo encontramos, si mple. Unos días atrás, habíamos recibido una llamada de un vecino suyo preocupado porque unos perros no dejaban de ladrar y no había nadie en su casa para alimentarlos. - Esos perros molestos nunca dejan de ladrar, debieron haber ladrado mucho como para llamar la atención de los vecinos al punto de llamar a la policía por esa razón. - A diario recibimos llamadas de todo tipo, la mayoría son por situaciones ilógicas o por casos como estos en los que la gente imagina más cosas de las que en verdad ocurren. En fin, esa no fue la única llamada que recibimos sobre tu familia. Al día siguiente (si no me equivoco, el día Martes por la mañana) otro vecino, esta vez una señora de mayor edad llamada Pancracia del Valle… - ¡Doña Rosita! - (Le interrumpí)- - ¿Rosita? – ( Me preguntó Jeremías extrañado.) - Si, así le decimos en el barrio por su color favorito. Al parecer no le gustaba mucho el nombre que le pusieron sus padres. - ¿A quién le gustaría? (N...