Todo Cambió.
Me moría de curiosidad por leer esa carta, pero antes tenía que preparar todo para el velorio y el entierro de mi mamá. La mayor parte de las cosas ya habían sido preparadas por la casa de sepelios que tenía contratada mi familia. Lo único que quedaba por hacer era decirle a la familia el horario y la dirección a donde la iban a velar. Nada fuera de lo normal pasó en ese velorio, nada que no sea de esperarse en situaciones como esta. Gente llorando, discusiones por personas que no se presentaron, un conjunto de mujeres rezando por la recién fallecida, y cosas por el estilo. Por eso es que decidí omitir esta escena y el difícil momento de mirar a mi hermanito a la cara e intentar explicarle entre lagrimas lo que había pasado. Mejor los voy a llevar directo a lo grueso del asunto: la carta de mi mamá. Cuando el velorio y el entierro acabaron, volvimos a nuestra casa con Mati. Con mi padre y mi madre muertos, había quedado yo como su tutor legal. Yo, el que no soportaba estar un minut...